El mundo de la música ha cambiado, menos tiempo de reproducción, más viralidad y un camino de éxitos fugaces. Si bien es cierto que esta viralidad se sintió como una enfermedad para los amantes de la música pop de los 00s y los 10s, ha llegado alguien a curarla: Lady Gaga.

El día de ayer, para ser específicos el 24 de octubre a las 10 de la noche, Lady Gaga nos presenta Disease, el sencillo líder de su nueva producción musical, conocida por el momento como LG7; en esta ocasión nos adentra en un universo oscuro lleno de ritmos de pop industrial y bajos suaves que resaltan la potencia vocal de Gaga y su maestría en el dominio de la música pop.

En los últimos años hemos visto a una Gaga cómoda y feliz protagonizando ceremonias de premios, filmes contrastantes y soundtracks con power ballads y un recién éxito acompañada de Bruno Mars. ¿Qué más nos podía enseñar que no hayamos visto? La respuesta siempre estuvo al alcance de nuestra manos: queríamos que regresara a la raíz de su esencia, aquella que la catapultó a la fama y la hizo un ícono de nuestra generación y el resultado es atrevido, desafiante y disruptor de la música actual.

En esta ocasión Gaga se une a Andrew Watt, conocido por trabajar con Lana Del Rey, Camila Cabello y post Malone y Cirkut quien trabajó con Britney Spears, Kesha y el hit mundial Seven de Jungkook para escribir, junto a su fiancé Michael Polanski, sobre curar a un mundo que está a punto de morir.

Disease se siente como una pausa en el tiempo que no puedes dejar de escuchar y sirve como gran pronóstico de lo que vendrá ahora que (cruzando los dedos) no hay una pandemia mundial que la pare. Con visuales fotografiados por Jasmine Safaeian y vistiendo con el viral atuendo de Maison Margiela, Gaga transforma el dolor una vez más en arte y nos hace creer que el futuro de la música siempre será un camino incierto y monstruosamente bello a su lado.